Las diferencias entre limpieza, saneamiento y desinfección parecen evidentes, pero, en ocasiones, no lo son tanto. Cada proceso conduce a resultados diferentes y, dependiendo de los objetivos perseguidos, se debe ejecutar uno u otro. En la actualidad, disponemos de tantas opciones y explicaciones que es muy fácil que surja confusión. Sin embargo, cuando hablamos de limpieza en hostelería, es de suma importancia tener claras las diferencias.
¿Qué es la limpieza?
Empezaremos por definir qué es la limpieza. La limpieza se trata del proceso por medio del cual se remueve y retira la suciedad y contaminación visible en las diferentes superficies. Las impurezas que se eliminan son desde el polvo hasta partículas de comida, restos de derrames y suciedad en general.
Este proceso pretende contribuir a que el espacio donde vives o trabajas sea más habitable y saludable. Al desarrollarse a nivel superficial, se eliminan gérmenes, pero no en su totalidad. La efectividad de la limpieza dependerá del uso que se haga de las acciones y productos destinados a este fin.
Normalmente, lo primero que solemos ver en un establecimiento son las acciones de limpieza. Por ejemplo, cuando estamos en un bar o restaurante y retiran la suciedad de las mesas y las barras o cuando limpian las habitaciones de un hotel. La limpieza en hostelería es, incluso, más importante que los productos que se sirven y consumen.
¿Qué es el saneamiento?
El proceso de saneamiento se suele confundir con el de desinfección. Se puede decir que el saneamiento va un paso más allá de la limpieza: se lleva a cabo una limpieza, pero utilizando productos específicos que limpian en mayor profundidad, reduciendo de forma más efectiva los microorganismos.
El objetivo de este proceso es eliminar los microorganismos de las superficies en un 99,9%. Para ello, es fundamental emplear los químicos adecuados, es decir, aquellos con las propiedades antimicrobianas y germicidas adecuadas. Por ejemplo, los limpiadores que incorporan el agua oxigenada en su fórmula, entre otros muchos.
La mayoría de veces, la limpieza en hostelería incluye planes de saneamiento. Estos se definen como un conjunto de acciones y prácticas concebidas para garantizar la higiene y suelen ser efectivos en el control de riesgos microbiológicos o de peligros físicos o químicos. Además, previenen situaciones de contaminación cruzada y permiten cumplir con las estrictas normativas de seguridad y salud. En conclusión, se trata de un proceso clave, seas cliente o propietario de un negocio de hostelería.
¿Qué es la desinfección?
La limpieza en hostelería se convierte en desinfección cuando se elimina cualquier partícula que pudiera ser causa de una infección. Es decir, se trata de intentar eliminar los microorganismos al 100% para evitar que se cree una infección. Pero eso no es todo. La desinfección también contribuye una acción preventiva que adquiere una importancia especial en escuelas, centros de salud y establecimientos de comida.
Sin duda, el objetivo de este proceso es reducir el número de bacterias hasta el punto que se considera un nivel seguro, según la normativa de sanidad pública.
En hostelería, las inspecciones para verificar la correcta higiene de los establecimientos son comunes. Para cumplir con la normativa, los locales deben disponer de un plan de desinfección y que los trabajadores los consulten y estudien. Estos planes incluyen las superficies, electrodomésticos y máquinas que se usan a diario, así como los espacios de limpieza. Asimismo, la planificación debe incluir la frecuencia de las acciones para cada lugar, los responsables de limpieza y, sobre todo, claridad en los pasos a seguir.
Importancia de conocer las diferencias en hostelería
El sector del turismo es uno de esos campos en los que resulta crítico conocer las diferencias entre limpieza, saneamiento y desinfección. Y es que la limpieza en hostelería tiene un impacto directo en el prestigio del establecimiento, el cumplimiento de las normas y la seguridad alimentaria de los consumidores.
Seguridad alimentaria. Los procesos de limpieza en los lugares donde se almacenan, preparan y sirven los alimentos son clave para prevenir su contaminación. Debilidades a este respecto pueden, eventualmente, afectar la salud de los clientes y causar problemas legales a los propietarios.
Cumplimiento de regulaciones. Quienes están en el negocio de la hostelería o regentan algún establecimiento que expenda alimentos, saben que están sujetos a regulaciones y normativas de salud pública. De tal manera, conocer las diferencias entre limpieza, saneamiento y desinfección, significa evitar cierres, sanciones o perjuicios a la reputación del local.
Prevención de contaminación cruzada. Cuando se manipulan alimentos en cualquier establecimiento hay un detalle que se se debe cuidar: evitar el cruce contaminante entre ingredientes cocidos y crudos. Al conocer las diferencias entre los procesos de limpieza, los responsables minimizan el riesgo de contaminación cruzada.
Reputación del establecimiento. La limpieza o falta de ella es lo primero que nota un cliente cuando entra a una cafetería, bar o restaurante. Por eso, los espacios limpios siempre dan una impresión del cuidado de higiene y profesionalismo. Y claro, lo que aplica para la parte visible del establecimiento debe ser lo más importante tras las puertas de la cocina.
En conclusión, la limpieza en hostelería es un asunto en el que hay que saber diferenciar entre limpieza, saneamiento y desinfección. Tener estos términos claros permite a los profesionales y propietarios de estos establecimientos cumplir con las normativas, mientras ofrecen una experiencia de primer nivel.